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Conversación con Mauricio Navarro
El reciente jueves 10 de octubre, Radio La Comuna estrenó un nuevo programa: Tiempo de Radio, conducido por Mauricio Navarro, que es también su creador y productor. Este primer episodio se repitió el viernes 11 y lo hará también, hoy, sábado 12 de octubre a las 22:00 horas. Luego, y como de costumbre, quedará alojado como podcast en el sitio de Radio La Comuna en Zeno.fm y en www.comunicaos.cl
Conocemos hace tiempo a Mauricio, desde cuando Radio La Comuna y Radio Territorial, intentaron desarrollar algunas actividades colaborativas.
Gran fanático del trabajo radial, decidimos entrevistarlo brevemente para que fuera él mismo el que nos contara de este programa y de las razones que lo impulsan a navegar por el éter.
Sabemos que eres un amante de las ondas radiales, Mauricio. ¿Puedes contarnos cómo se originó y cómo se sostiene esta afición?
Bueno, todo esto se origina porque vengo de una época en que todo lo decía la radio, al instante. Yo crecí escuchando la radio a primera hora del día. La música me encantaba. Me marcó en muchos aspectos. Recuerdo los días domingos escuchar los tangos, acompañados de historias muy singulares. Ademas, escuchar esas voces maravillosas que a uno lo dejaban hipnotizado. Uno imaginaba muy bien a esos personajes pronunciando cada palabra correctamente. De ahí vino una etapa hermosa: ir por primera vez a un estudio de radio y ver ahí la maravilla de las cintas de grabación y los vinilos sobre las mesas de los tocadiscos.
La primera radio que conocí así, en directo, fue Radio Portales, en Santiago, ¿sabes? Me dejaban ingresar a los estudios a pesar de ser un niño todavía, tal vez porque mis ojos delataban mucho interés por ver y saber cómo todo funcionaba. Recuerdo cuando vi la dupla de locutores que leían el noticiero central de las 13 horas, que era todo un suceso para todo el país. Ahí también conocí a todo el elenco del recordado Hogar, dulce hogar en formato de radioteatro. Imagina tener ante ti a Eduardo de Calixto y a todo el elenco: la Sinforosa, el Emeterio, la Raca, el Tereso, la Menche y Celedonio Menares. Lo que siempre me llamó la atención fue el profesionalismo y la dedicación de este grupo que entretuvo a la familia radial por muchos años.
Todo eso era en vivo, porque había un auditorio donde mucha gente iba a ver cada día los programas. Ahora me parece que fue hace tanto tiempo cuando llegaba ansioso a calle Agustinas 1022, en el décimo piso, donde estuvieron ubicados los estudios de Radio Portales por muchos años. Me acuerdo que hasta los ascensoristas me conocían. ¡Qué decir del personal que trabajaba ahí... Me sentía un privilegiado!
Y, sin duda lo fuiste, Mauricio... Son pocos, creo yo, los que lo vivieron así... También me gustaba ir los días domingos para ver el trabajo del programa Estadio en Portales con el gran Máximo Clavería y su equipo de periodistas. Después, tuve la oportunidad de conocer el trabajo de Radio Balmaceda, que estaba ubicada en un edificio en calle Estado Nº115, en plena época de dictadura. Yo ya estaba más grande. El director era Giácomo Marazzo. Ahí me tocó apreciar en vivo el "trabajo" de una oficina de la dictadura que revisaba los libretos de las noticias y tachaban todo aquello que pudiera ser lesivo para el régimen. Lo supe de boca de un locutor, don Víctor Ureta, que hacía programas allí. Habia un funcionario permanente de la oficina de comunicaciones del régimen. Fue algo muy inexplicable para mí. Pero eran los tiempos que corrían.
Luego, hice un curso de locución con Aldo Gabriel Soto Martínez y fui a ver si podía hacer algo en Radio Nuevo Mundo, donde me ofrecieron un trabajo ad honorem, como se dice, y estuve algún tiempo grabando un programa llamado Todas las manos todas en el que hablábamos de un país de América Latina durante toda una semana. Fue una linda experiencia. Trabajé por varias semanas con Luis Rodríguez Araya, que era el director de programación de la radio. Sabes una cosa... Mira, me dijo don Luis, yo hago el programa con el actor Mario Lorca (recientemente fallecido, dicho sea de paso) y él anda en una gira teatral en Canadá. Asi que yo podía tener la oportunidad de hacer una práctica. Fue muy heavy ese hecho, porque hace algunos años, no muchos, por mi trabajo en la calle, me topé frente a frente con esa figura del teatro y entablamos una conversación y, ahí, él supo quién lo había remplazado: un desconocido como yo. Para mi, comprenderás, lindos recuerdos.
Sin duda, pero nosotros nos hemos conocido más recientemente, en proyectos de radios territoriales... Y, sí... ¿ Y por qué la importancia de una radio territorial? Bueno, porque con la realidad que vivimos, donde la gente ha perdido la capacidad de escuchar —y tanta imagen y sonido te dejan medio en el aire—, debemos volver a rescatar que la gente tenga más imaginación. La radio antigua lo logró. En un medio territorial tienes la posibilidad de decir muchas más cosas sin tanta censura. También, es una oportunidad para que todos podamos aprender y aportar a una radio, que no por ser popular va a ser de mala calidad. Al contrario, con cada intervención radial se mejora el lenguaje y el cómo poder entregar mejor los mensajes. Lo ideal es hacerlo de forma simple y clara y entregar elementos de esa radio antigua. Mucha gente añora esa radio de los años 60, 70 y 80. Además, creo que podemos entregar buenos mensajes de crecimiento para la sociedad en su conjunto, con todo tipo de música para llegar a mucha gente. Tal vez el mensaje sea lo más importante, pero la gente puede también activar su pensamiento en todo orden de cosas con una canción.
Grato notar tu amor por el medio radial. Aprovecha de contarnos de qué tratará tu programa. A grandes rasgos, el programa Tiempo de radio será un espacio donde habrá notas periodísticas, notas misceláneas, notas políticas, música y retazos y recuerdos de la historia. Tambien opiniones respecto a diversos temas, como educación, medio ambiente, temas veganos, temas del ámbito internacional, como lo de Palestina, y sus antecedentes históricos, etc. Cada día tendrá su afán, como dice la jerga popular.
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