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Los marineros antigolpistas

Cucho Márquez

Actualizado: 25 nov 2024

Tres documentos: de hoy, de agosto de 1973 y de noviembre de 1978 


Prolegómenos del golpe de Estado: los marineros antigolpistas - por Cucho Márquez


Hay recuerdos que se pegan en la memoria como si se tratara de hechos que hubieran sucedido recién ayer… La imagen del sargento Cárdenas llenando la portada del Punto Final que colgaba de algún quiosco es de esos recuerdos… La aparición de la misma imagen en la portada de la revista Chile HOY, también colgando de los quioscos, pueda haber ayudado a fortalecer su permanencia en mi memoria durante estos 51 años. Quiero creer que el inconsciente se encarga de marcar a fuego aquellos hechos que la vorágine del momento no permite aquilatar, pero que muchos sentidos ocultos ayudan a archivar como asuntos decisivos.

Había pasado recién la primera semana de agosto de 1973… Hacía poco más de un mes, en un anticipo de lo que vendría, que los tanques del regimiento Maturana habían rodeado La Moneda el 29 de junio por la mañana y el pueblo movilizado había hecho lo propio esa misma tarde (recomiendo el vínculo de arriba a Recuerdos del tanquetazo).

Hacía apenas unos días, el 27 de julio, había sido asesinado el capitán de navío Arturo Araya, edecán del presidente Salvador Allende, en una emboscada en su propio domicilio de la comuna de Providencia, fraguada por miembros de Patria y Libertad, movimiento de corte fascista, y del Comando Rolando Matus, grupo de choque y organización paramilitar de extrema derecha vinculada al Partido Nacional.

El 9 de agosto, Allende había llamado a formar un nuevo Gabinete de Seguridad Nacional, esta vez llamado de Salvación Nacional, con varios miembros de las FF.AA., entre ellos Carlos Prats, comandante en jefe del Ejército, en Defensa, lo que acentuó la presión de la derecha y de los sectores golpistas del ejército para que renunciara, hasta lograrlo el 23 de agosto. Como nuevo comandante en jefe del Ejército asumió Augusto Pinochet, a quien el propio Prats recomendara al presidente Allende.

Cerca de 5 años más tarde, a poco llegar a Suecia para vivir un corto exilio que me pareció una eternidad, estaba sentado, junto a otro par de camaradas en el living del departamento del sargento Juan Cárdenas en Estocolmo, ya sin uniforme ni gorra de marino ni portada que lo enmarcara, quien con su voz pausada nos iba explicando el plan que tenían los marineros y suboficiales antigolpistas antes de que fueran descubiertos… También nos habló de lo que esperaban de los partidos políticos que habían convocado a una reunión para explicarles la situación y solicitar su ayuda.

Resumiendo la idea: habían notado que la oficialidad de la Armada estaba organizando un golpe de Estado y se propusieron enfrentarlo con su propia organización antigolpista que incluía a marineros y suboficiales. El plan era simple, pero parecía efectivo, aunque se viera loco: cuando los barcos se alejaran de puerto para realizar las maniobras de la operación UNITAS, capturarían a los oficiales, volverían a la rada y, si fuese necesario, bombardearían las instalaciones de la infantería de marina existentes en tierra. Lo que necesitaban era personal que ocupara efectivamente esas instalaciones, capaz de neutralizar eventuales focos de resistencia que quedaran tras el eventual bombardeo desde la flota. Para ello convocaron a dirigentes de los partidos de izquierda de la época: el PC, el MAPU, el PS, el MIR.

Algunos, como el PC, no mostraron interés y los otros no estaban en condiciones de asumir la tarea. A poco andar en sus planes y dificultades, los marineros antigolpistas fueron detectados por los servicios de inteligencia de la Armada, capturados a partir de los primeros días de agosto, torturados, olvidados y condenados.

Escuchar la historia, de labios del propio Cárdenas, por tranquilo que fuera el relato, me tenía literalmente agarrado de los brazos del sillón y muy probablemente con la boca y los ojos bien abiertos.

De acuerdo al relato de Cárdenas, él era partidario de tomar la iniciativa del modo descrito. Pero había otros que querían tomarse los barcos y entregar a los oficiales a la justicia sólo como respuesta al inicio de las actividades de la oficialidad golpista. La organización era incipiente y no había consenso todavía.

Al salir del departamento, todavía asombrado por el relato, le comenté a uno de mis camaradas sobre lo chiflado que sonaba el plan de los marineros, a lo que respondió algo como: “pero si lo hubieran logrado, otro gallo cantaría, y no estaríamos obligados a estar tan lejos de nuestros hogares para salvar el pellejo”. Es cuando comencé a vislumbrar en serio que no todo estaba siempre decidido en los resultados de la historia.

Sirvan las palabras anteriores para introducir, en este tema tan trascendente, a un par de artículos ya de carácter histórico nacional: la Carta de los marineros torturados a Salvador Allende y a los trabajadores de Chile*, de agosto del 73, y las Aclaraciones respecto al movimiento antigolpista de 1973 dentro de la armada nacional, hechas por el propio Juan Cárdenas en noviembre de 1978 a propósito de una publicación del diario “El Mercurio” de septiembre del mismo año.

Asimismo, recomendar algunas fuentes de interés, en especial el libro en dos tomos escrito por Jorge Magasich sobre la historia de los marineros antigolpistas (para comprar); las entrevistas que sirvieron de base para su investigación (gratis en PDF descargable); el programa de Agujas en el Pajar en el que Magasich fue nuestro invitado; el sitio web que mantienen los propios marineros; la conversación con los marineros Blaset y Tobar en el ¿Dónde estabas tú? , así como otras fuentes y referencias, entre las que se cuentan los citados Punto Final y Chile Hoy.

_____

* Que, hasta donde sé, no tuvo respuesta.

Al artículo "Prolegómenos del golpe de Estado": recuerdos del tanquetazo.

Al reportaje central

(Plan Golpista en la Armada)

de la revista Chile Hoy Nº63

(24 al 30.08.1973)

en formato PNG

Marta Harnecker y Faride Zerán:

entrevista al abogado

de los marineros antigolpistas

Pedro Enríquez en Chile Hoy

(PNG)

Al programa

¿Dónde estabas tú?

con los marineros

Pedro Blaset y Ricardo Tobar

Al programa

Agujas en el Pajar

con Jorge Magasich

el 22.03.2024


Carta de los marineros torturados a Salvador Allende

y a los trabajadores de Chile

Agosto de 1973.

A su Excelencia el Presidente de la República, y a los trabajadores de todo el país:

Nosotros los marinos de tropa, antigolpistas, les decimos a las autoridades, a los trabajadores de todo Chile y a nuestros familiares, que ni las amenazas que nos hacen nuestros jefes, de volver a flagelarnos, ni mil torturas más, nos impedirá decirle la verdad a nuestra gente, la clase obrera y a nuestros compañeros de tropa del Ejército, Fuerza Aérea y ciudadanía en general.

Los reaccionarios han usado todos los medios de convicción para mentirle al pueblo diciendo que nosotros los marinos, con los señores Altamirano, Garretón y Enríquez, íbamos a bombardear las ciudades de Viña del Mar, Valparaíso y otras.

Los hechos son diferentes, nosotros esclarecemos estos hechos tan inmensamente distorsionados por la derecha reaccionaria junto a los oficiales y grupos golpistas de la armada, que por fuera se ven limpios, blancos —y por dentro están podridos.

Es falso que los señores Altamirano, Garretón y Enríquez nos dirigieran. Es distinto.

Nosotros acudimos a distintas personalidades para dar cuenta del golpe de Estado que preparaba la oficialidad golpista coludida con los reaccionarios de otras ramas de las Fuerzas Armadas y partidos políticos de derecha.

Nosotros los marinos, antigolpistas de tropa, buscamos por todos los medios comunicarle al pueblo y al Gobierno de este golpe de Estado que planificaba la oficialidad golpista de la Armada. Para nosotros era vital evitar esa gran masacre contra el pueblo, que estaba ya planificada con fecha definida entre el 8 y el 10 de agosto, por datos e informaciones concretas, sumando a éstos las diferencias de nuestros jefes para con nosotros, la tropa, donde nos explicaban que por tales o cuales razones el Gobierno marxista debía ser derrocado y limpiado el pueblo de dirigentes marxistas.

Era, sin duda, el Plan Yakarta, como nosotros habíamos logrado saber por ellos mismos y corroborado en el proceso que se nos sigue. En tanto a hechos, por ejemplo: A uno de nosotros, el comandante Bilbao, Fiscal, le preguntó de cómo se iba a restituir la legalidad, cuando no iba a quedar después del golpe ningún líder de izquierda vivo. También para nosotros dentro de este plan, la suerte era incierta.

En el juicio que se nos sigue podrán darse cuenta ustedes, la ciudadanía, de los tenebrosos planes que iba a ejecutar la oficialidad golpista contra la clase trabajadora, nuestra clase, porque nosotros los marinos de tropa somos hijos del pueblo, por lo tanto, jamás haríamos fuego contra él.

Nuestro delito: Oponerse al golpe de Estado, por lo cual ellos fracasaron. Se nos ha flagelado y torturado criminalmente. Se nos ha ofrecido no flagelarnos más, inclusive dejarnos en libertad, con tal de que nosotros cooperemos y digamos que los señores Altamirano, Garretón y Enríquez nos dirigían y que nos habían ordenado bombardear Valparaíso, Viña, la Escuela Naval y otras cosas por el estilo.

Como nos negamos, nos seguían golpeando en la cruz, nos colgaban en ataúd, nos hacían tomar las meadas de los verdugos, nos colgaban de los pies y nos sumergían en el agua, nos sumían en pozos de barro, nos aplicaron corriente, nos tiraban agua caliente en el cuerpo, después fría y decenas de cosas más.

En Valparaíso nos vendaron los ojos. En Talcahuano [la tortura] fue sin venda y estuvo a cargo, en forma de hecho, de los señores Koeller, capitán Bhuster, tenientes Jaeger, Letelier, Luna, Alarcón, Tapia, Maldonado, Leatich. Nos hacían hablar en grabadora lo que ellos querían en Talcahuano. Pegándonos culatazos por todos lados y nos decían: tienen que hablar lo mismo donde el Fiscal.

Y el Fiscal nos preguntaba: “¿Se sienten mal?”, “Si les han hecho algo, díganme”. Llegábamos machucados. Apenas sí podíamos hablar, otros no podían andar, otros con conmoción cerebral no podían venir a declarar. Nosotros le preguntamos a la ciudadanía si a los señores Viaux, Souper, comandante Sazo (de la Armada y que aún se encuentra en servicio) ¿los torturaron?

Si defender al Gobierno, la Constitución, la legalidad, el pueblo, es un delito, y, al contrario, derrocar al Gobierno, atropellar la ley y terminar con la vida de miles de seres humanos, eso es legal.

¡Que contesten los trabajadores!”

Firmado:

Sargento 2° (MG) Juan Cárdenas.

Cabo 2° (Artill.) Alberto Salazar.

Marinero 1° (MA) Ernesto Zúñiga S.

Marinero 1° (MA) Ernesto Carvajal.

Cabo 2° (EL) José Lagos A.

Marinero 1° (Art.) David Valderrama.

Marinero 1° (Art.) Claudio Espinoza.

Marinero 1° (CF) José Velásquez A.

Marinero 1° (CF) Luis Rojo G.

Marinero 1° (Art.) Mario Mendoza U.

Marinero 1° (EL) Roberto Fuentes F.

Cabo 2° (MQ) José Jara.

Cabo 1° (ME) Miguel González.

Marinero 1° (MQ) Tomás Alonso.

Cabo 1° (Art.) Pedro Lagos.

Cabo 2° (Art.) Juan Rodán B.

Marinero 1° (MA) Jaime Salazar.

Cabo 2° (E) Pedro Blasset C.

Cabo 2° (MA) Sebastián Ibarra V.

Marinero 1° (Art.) Luis Ayala N.

Marinero 1° (Art.) Carlos Ortega D.

Marinero 1° (Art.) Rodolfo Claro C.

Cabo 2° (MA) Teodosio Cifuentes R.

Marinero 1° (Art.) Juan Segovia A.

Marinero 1° (Art.) Juan Dotts.

Cabo 1° (MQCA) Carlos Alvarado.

Cabo 1° (EL) Mariano Ramírez.

Marinero 1° (MR-AF-MQ) Alejandro Retameo.

Marinero 1° (MR-AF-MQ) Luis Fernández R.

Operador 3° (MQ) Bernardino Farina.

Operador 3° (MQ) Víctor Martínez C.

Marinero 1° (MQ) Nelson Córdoba.

Marinero 1° (MA) Orlando Véniz V.

Al Vol.1 del libro

Los que dijeron “No”

de Jorge Magasich

Al Vol.2 del libro

Los que dijeron “No”

de Jorge Magasich

A los Testimonios 

de Militares Antigolpistas

(PDF descargable)


Aclaraciones respecto al movimiento antigolpista de 1973 dentro de la Armada Nacional* - por Juan Cárdenas

El Mercurio del 8 de septiembre de 1978 publicó una síntesis de un documento dado a conocer por el Alto Mando de la Armada Nacional acerca de la represión del movimiento antigolpista dentro de esa institución durante el mes de agosto de 1973. Me siento en la obligación de formular algunas aclaraciones básicas y de desmentir ciertas falsedades flagrantes:

1. En dicha publicación se dice que "un sargento segundo, 12 cabos, 28 marineros y 10 operarios... iban a infiltrarse en la Armada Nacional para iniciar en Chile el establecimiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias".

Tal afirmación es evidentemente falsa y absurda por varias razones. En primer lugar, porque no se trataba de un pequeño grupo, sino de un vasto y masivo movimiento que agrupaba a sub-oficiales y personal de tropa de la mayor parte de las unidades de la Armada Nacional. El hecho de que hayan sido arrestados más de 700 marinos demuestra por sí mismo el carácter masivo de dicho movimiento.

En segundo lugar, es obviamente absurdo hablar de "infiltración". Yo, por ejemplo, ingresé a la Armada a los 15 años y en el momento de ser arrestado tenia 21 años de servicio. Tal es el caso de la inmensa mayoría de los demás marinos arrestados por las fuerzas golpistas. En ningún caso se trataba pues de una acción impulsada desde el "exterior" a la Armada, sino que era estrictamente interna.

En tercer lugar, nuestro objetivo inmediato y fundamental no era construir las denominadas "Fuerzas Armadas Revolucionarias", sino enfrentar con decisión y hacer fracasar los planes golpistas de los Altos Mandos de la Armada y de las demás ramas de las FF.AA. del país. Evidentemente, a partir y a través de esa lucha esencial pretendíamos contribuir a la formación de unas Fuerzas Armadas realmente populares y democráticas, al servicio de la revolución y del avance hacia el socialismo en nuestra patria.

2. En otro párrafo se dice que yo había reclutado "a los primeros integrantes de la organización clandestina haciéndoles creer que el movimiento sólo estaba destinado a mejoras económicas y a corregir presuntos problemas internos que existían en la Armada". Estas afirmaciones son igualmente falsas.

El movimiento, en efecto, existía ya embrionariamente y de manera más o menos organizada dentro de la Armada desde antes de mi ingreso a la Institución. Mas aún, la propia opinión pública conoce los diversos movimientos y motines de carácter democrático o revolucionario que se han manifestado dentro de la Armada Nacional dentro de los últimos 50 años: el motín de toda la flota, por ejemplo, en 1931; el motín de la fragata Baquedano en 1958; los motines en el destructor Riquelme y en el patrullero Lientur, en 1950 y 1960; el motín en la Escuela de Ingeniería de la Armada en 1960-196I; los motines en los cruceros O'Higgins y Prat a comienzo de 1964; en el crucero Latorre en la base de Talcahuano en 1972; el motín y sabotaje en los cruceros Latorre y Prat (choque entre estas dos naves) en marzo de 1973; etc. Todos estos hechos y muchos otros que conoce bastante bien la oficialidad y también la tropa, de la Armada Nacional, demuestran que nuestro movimiento de 1973 no era en absoluto un hecho aislado en la historia de la institución, y que la marinería chilena ha combatido desde hace décadas por los intereses democráticos y revolucionarios de nuestro pueblo.

Dado lo anterior, y especialmente la alta conciencia popular de la marinería chilena, hacía absolutamente innecesario cualquier engaño o mentira (que es un método típico de la oficialidad golpista) para impulsar su lucha contra la oficialidad fascista y golpista de la Armada Nacional.

3. Otra afirmación que no corresponde a la realidad es la siguiente: "el MIR actuaría desde tierra evitando la posible reacción del mando naval al eliminar a los oficiales en sus hogares".

En primer lugar, el Estado Mayor que se ubicaba principalmente en el Buque Insignia de la flota podía ser fácilmente neutralizado por la marinería, sin que fuese necesaria la ayuda de ningún otro sector u organización política. Aquellos oficiales que se encontraban en sus hogares no constituían evidentemente ningún peligro para nuestros planes anti-golpistas, y por lo tanto su neutralización o supuesta eliminación física para nosotros, y seguramente tampoco para el MIR, no tenia ningún interés.

4. En el documento se expresa además: "Entre estos dirigentes políticos de alta jerarquía se encontraba el senador C. Altamirano Orrego, el diputado O. Garretón Purcell y el dirigente máximo del MIR, Miguel Enríquez E.; que se constituyen en cabecillas del complot en gestación". Esta última afirmación es también evidentemente falsa, puesto que nuestro movimiento no dependía de ninguna organización exterior a la Armada y mantenía una posición estrictamente autónoma respecto de cualquier partido o dirigente político. Más aun, nuestra lucha y planes antigolpistas estaban realizándose y estaban destinados a ejecutarse independientemente de que tuviésemos o no el apoyo de las organizaciones de la izquierda. Ello testimonia sobre todo nuestra decisión democrática y antigolpista, así como nuestra independencia frente a los partidos políticos.

5. Otra mentira deliberada es la siguiente: "las primeras acciones para involucrar al personal de la Armada fueron iniciadas por un sargento de un buque de la Escuadra, cuya esposa trabajaba como Secretaria de un político marxista que ocupaba un alto cargo en el Gobierno de la UP". Mi esposa, en efecto, no era "secretaria de un político marxista" sino funcionarla de carrera del Ministerio del Interior. En virtud de ello cumplió la función de secretaria de los diversos Ministros del Interior que se sucedieron durante el Gobierno de la Unidad Popular.

6. En uno de los párrafos finales se dice: "Los planes y objetivos de esta organización clandestina sediciosa no pudieron materializarse debido a la acción oportuna de un testigo presencial de las ultimas reuniones". Con ello el Alto Mando pretende sugerir que nuestro movimiento había sido infiltrado por los servicios de Inteligencia. Ello es falso. Dichos servicios fueron incapaces de infiltramos. Parte de la información acerca de la existencia y planes de nuestro movimiento fueron logrados, en cambio, gracias a la deserción de ultimo momento de un antiguo cuadro antigolpista. Aparte de las debilidades políticas personales que explican esta deserción, hay que señalar también otra razón que la explica: la falta de solidaridad y decisión antifascista de la izquierda chilena, y especialmente de los sectores reformistas de la Unidad Popular. Esta falta de apoyo externo a nuestra lucha evidentemente desanimó a muchos marineros, y facilitó la deserción mencionada.

7. Quiero manifestar por último que el hecho de que el Alto Mando de la Armada decida hacer público en este momento (es decir 5 años después de los acontecimientos) dicho documento tiene una explicación fundamental. El Alto Mando pretende acallar el creciente descontento que se manifiesta en el seno de la institución, y dar una imagen absolutamente desfigurada de la lucha antigolpista y democrática que libró la marinería contra la oficialidad reaccionaria antes del golpe de 1973. En la medida que dicha lucha puede constituir un peligroso ejemplo a seguir por amplios y crecientes sectores de la Armada, la táctica del Alto Mando es, repito, desfigurar, deformar o "achicar" esa lucha. Pero esta táctica está también a la larga condenada a fracasar. La conciencia y la lucha de la marinería chilena son en efecto más poderosas que todas las maniobras, mentiras y falsificaciones de los oficiales reaccionarios, y su victoria final está asegurada.

Juan CÁRDENAS, Sargento Segundo de la Armada Nacional de Chile.

Estocolmo, Noviembre 1978.

P.S: Por razones personales y de seguridad obvias, esta aclaración no había podido ser publicada aún. He decidido hacerla pública en este momento, con motivo de la jornada de solidaridad con los soldados sindicalistas de Europa, realizada en Francia el 27 de mayo de 1979.

*Este texto del sargento Juan Cárdenas apareció en el Boletín Exterior Nº6, de junio-julio de 1979, publicado por la Liga Comunista de Chile en Estocolmo, Suecia.

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