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Ya sé que nos llevan años de historia, de ensayo y error... Pero insisto: los hermanos menores siempre tienen la ventaja de aprender más rápido y de mejorar lo que ven del hermano mayor... Al menos en teoría, ¿o no?
Parece que esta idea fuera bastante más difícil de aplicar como analogía con la evolución de los países, porque se involucran muchos más factores. Pero yo creo que hay algunas cosas que se podrían comenzar a imitar y, probando, vamos observando ¡Hay que sacarle provecho a la globalización!
Lo que por ahora me llama más la atención es a lo que yo le llamo “el origen de todo” para un buen vivir: la educación.
En Suiza los niños empiezan con 7 años el colegio, es decir, ya desde el comienzo se reconoce la necesidad de una cierta madurez para adquirir mejor el primer conocimiento, una independencia necesaria de los padres y una mejor sociabilidad.
Además, en Suiza los chicos permanecen menos tiempo que nuestros hijos en el establecimiento; ni hablar de comparar infraestructura! no me voy a meter ahí. Sólo quiero dejar la observación de que los colegios NO TIENEN REJAS como en Chile, que a ratos parecen verdaderas cárceles. En Suiza, ¡están abiertos! Los niños, así como llegan, podrían irse... Pero se quedan. Tampoco existe la amenaza de que entre gente con malas intenciones al establecimiento, a llevarse los niños. Es decir, se educan y crecen contenidos por una certeza y una seguridad que seguramente influye en la manera en que se desenvuelven luego como seres humanos. Y al cumplir 16 años, llega el momento de elegir: reciben asistencia para decidir si es que les gustaría tomar un camino de estudio universitario, o prefieren hacer un estudio de carácter práctico o técnico. Éste último se llama “aprendizaje”, o sea, el estudiante se convierte en un “aprendiz”.
De esta manera, cuando la criatura se decide a un estudio “práctico”, hay una infinidad de empresas, fábricas y firmas de toda índole, y un tipo de “escuelas técnicas superiores” que en conjunto, entregan la siguiente etapa de formación. Esto implica que si, por ejemplo, una persona quiere estudiar química y farmacia, mientras termina las matemáticas y la literatura del programa escolar, va a un laboratorio y aprende inmediatamente, con la práctica, todo lo requerido en aquel ámbito, trabajando para éste, aportando ya con 16 años a la productividad de su país, recibiendo un salario suficiente para comer y trasladarse.
Y acá viene lo mejor: con un promedio de 20 a 22 años ya pueden independizarse de sus padres, porque generalmente ya han terminado su formación y ya han sido empleados. Ya se consideran con el mínimo de experiencia, ya entienden los códigos del mundo laboral y saben moverse en éste.
Luego, existe una parte de l@s estudiantes que optan por profundizar sus conocimientos y nunca es tarde para ello. Pues después de los 3 años que dura el aprendizaje, pueden hacer una prueba y pasar a la universidad, u otras opciones.
No voy a hablar de los sueldos en detalle, porque no es justo comparar el nivel de vida de cada país... Claramente, en Chile nos falta muchísimo por recorrer, pero a modo personal puedo contarles que no puedo evitar comparar la historia de mi hijo de 22 años, chileno, con la historia de los hijos de mis amigos y parientes suizos de similar edad. Mi hijo está estudiando una de las tantas ingenierías en una universidad estatal (UTEM). Debo decir que es de las más baratas: pago un poco más de 360 mil pesos mensuales porque no tenemos motivos para solicitar gratuidad ni crédito.
Acá, un estudio similar para un suizo, cuesta bastante menos: 730 francos suizos por semestre. Algo así como la mitad de lo que pago. Y considerando los sueldos suizos, en proporción... ¡es menos aún!
No hay que olvidar que el colegio es estatal y gratuito. ¡Síii! Ya sé que pagan unos impuestos impresionantes y es por ello que no quiero meterme demasiado con los números...
Pero a mí, lo que más me asombra es que he visto crecer a estos muchachos y este año, ellos, con la misma edad de mi hijo, ya llevan 3 años de experiencia laboral en el cuerpo, hablan al menos 2 idiomas, ya saben pagar cuentas, llevar su propio hogar, convivir con amigxs; varixs ya tienen su propio auto, reciben sueldos mejores que un profesional en Chile, viajan a Tailandia y por Europa, ¡y sólo tienen 21 ó 22 años!
Mientras, en Chile, un estudiante estudia y estudia, vive bajo el ala de sus padres y como tal, no maneja más dinero que para almorzar y moverse. La mayoría, en realidad, con suerte tiene acceso a una paupérrima asistencia de JUNAEB y TNE.
En fin, me encantaría que existiera una opción como el “aprendizaje”, que me recuerda un poco al sistema de colegios técnicos que hubo alguna vez. Puede ayudar a muchos a salir de la pobreza, a sentir que aportan, no solamente a la economía propia familiar, sino que siendo jóvenes, ya aportan a la productividad del país, dejando de ser carga, tanto para sus padres, como para la sociedad. Esto agrega muchísimo más que un valor económico a un país: agrega una valoración emocional que luego se va a traducir en una sociedad con un buen vivir y con seres humanos con más seguridad en sí mismos, que sabrán defender y exigir una mayor dignidad.
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