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¿A qué iré a la Cámara de Diputados?*

Rodrigo Peyreblanque Merino

La Federación Obrera de Chile, Consejos de Antofagasta y el Partido Obrero Socialista, como también algunas otras agrupaciones obreras, han resuelto luchar el 6 de marzo para obtener la mayoría electoral que me lleve hasta la Cámara de Diputados, corporación burguesa capitalista donde los explotadores del pueblo se reúnen para hacer leyes que encadenen al pueblo, y le hagan vivir en la más triste miseria. ¿Quieren los obreros que vaya a la Cámara a hacer leyes obreras, opuestas a las leyes burguesas?


No. Ya comprendemos los obreros que el problema social no se resolverá por medio de las leyes, pues, la burguesía capitalista jamás habrá de permitir que se hagan leyes benéficas para el pueblo y si algunas se hicieren, no las respetará. Entonces, ¿para qué hacer más leyes?


De la Cámara burguesa jamás saldrá una ley que determine la verdadera libertad, ni el verdadero bienestar y felicidad popular. Jamás. La historia del pasado es la prueba, porque jamás se ha hecho leyes que acaben con la esclavitud. Si la representación socialista fuera al Congreso a contribuir a la dictación de nuevas leyes, no iría a obtener la verdadera libertad que necesitamos, ni a obtener verdadero beneficio para la familia obrera. Cualquier ley que un diputado socialista obtuviera, con apariencias beneficiosas, no serviría de nada para el pueblo, puesto que nunca han servido y en cambio contribuiría a mejorar las condiciones del Estado capitalista, postergando y retardando la verdadera emancipación popular, a la vez que haciendo confiar al pueblo en esperanzas que jamás se transformarán en bienestar social.


La burguesía legisladora y gobernante, jamás, en ningún pueblo de la tierra, ha producido la libertad y felicidad popular. Ha sido y es completamente incapaz. Las condiciones de organización del Estado burgués no podrán producir jamás el bienestar social del pueblo. Es inútil esperar de una mala organización un buen producto. Necesita el pueblo, para su felicidad, de la reconstrucción total de la organización del Estado, y esa reconstrucción no la puede hacer un parlamento de capitalistas. Es sólo el pueblo la única fuerza capaz de esa reconstrucción. Por eso no podemos ofrecer hacer leyes para parchar una organización ruinosa que debe abandonarse para dar paso a una nueva organización, qué, como la organización obrera, trae en su seno los gérmenes de la nueva vida. Los electores que comprendan bien claro, el moderno concepto con que pretende el proletariado organizado contribuir a la felicidad social, esos electores sabrán dar el triunfo a estos nuevos ideales. Si no vamos a hacer leyes, ¿qué vamos a hacer?


Lo que hay que hacer es señalar, claramente, al pueblo, desde la tribuna parlamentaria, toda la inaudita corrupción capitalista, toda la incapacidad burguesa, toda la inutilidad de las leyes burguesas, para que el pueblo vea la verdad, por sus ojos, y entonces tome las medidas necesarias para organizar el bienestar social. Para hacer esta labor de higiene pública es que acepto ir al Congreso en brazos del esfuerzo popular. Por eso digo a los electores: No voy al Congreso a hacer leyes inútiles que violarán enseguida los capitalistas; leyes que perfeccionen el sistema de esclavitud, no; voy al Congreso: a criticar y combatir el régimen de la explotación burguesa contra la nación, y a señalarle al pueblo desde la tribuna parlamentaria el camino más corto para que alcance su completa libertad y felicidad. ¿Queréis que esta sea mi labor? ¿Comprendéis lo valioso de esta nueva orientación de la política revolucionaria, progresista, de la clase obrera organizada? Votad por el candidato de la Federación Obrera de Chile, sin ninguna condición.


Luis E. Recabarren S.

  • Aparecido en El Socialista, Antofagasta, 23 de febrero de 1921.



Los representantes comunistas en el Parlamento*


El objeto que nos lleva al Parlamento, a la Cámara de Diputados o al Senado, es única y exclusivamente conquistar una posición más para nuestra propaganda revolucionaria, anti-parlamentaria, anticapitalista, y de ataque directo al estado burgués y a sus instituciones decrépitas. Un representante comunista no va al Congreso a hacer política, a “cooperar con los burgueses, a pedir empleos, a mendigar sueldos, o a intrigas entre pasillos”. El parlamentario comunista, investido de la representación de un partido serio que encierra en sí las aspiraciones y la voluntad de las masas ya no sumisas, va a la Cámara a destruir, a despedazar con su crítica libre y severa, la dialéctica jesuítica y sofistica de los representantes burgueses; y a iluminar, con el resplandor de la doctrina comunista, los problemas vitales que nos acosan. El representante comunista en la Cámara sigue siendo antiparlamentario, sigue combatiendo el parlamentarismo; y sus ideas en el Congreso no difieren de las que expresara en vísperas de elecciones y, en su vida privada, ante sus electores.


Luis E. Recabarren S.


  • Primer párrafo del artículo Los representantes comunistas en el Parlamento, aparecido en La Federación Obrera, Santiago, 4 de abril de 1922


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